Tengo la certeza de que somos un
poco los lugares donde hemos estado, hay lugares que se quedan en tu corazón,
sitios que por más lejos que te encuentres o por mucho tiempo que estés alejado
aún los sientes como tuyos, una parte de ti que te identifica. Y aunque no nací
ni me crié, en Valencia viví los mejores 8 años de mi vida en esta ciudad.
Valencia me dio la oportunidad de
formarme como profesional y por eso toda la vida voy a estar agradecido, me dio
un espacio para conocer nuevas personas, pero más importante aún, conocerme,
aceptarme y amarme a mí mismo.
Discúlpame pero siento tanta
cercanía contigo que voy a empezar a tratarte de tu, en ti conocí a los mejores
amigos que he tenido en toda mi vida de esos que están en las buenas, en las
malas, las peores, pero también están ahí para celebrar la vida y por eso te voy
a estar siempre agradecido.
En ti viví las mejores
experiencias, desde el miedo de esa primera vez “perdido en una ciudad que no
conoces” hasta el reconocer con orgullo que reconoces las calles y sabes hacía
donde ir.
Me encantaba la facilidad con la
que en un minuto podía estar en el caos de la ciudad y en un abrir y cerrar de
ojos podía estar llenando mis pulmones con el aire más puro que el cerro el
café, o el casupo me podían proporcionar. Siempre fuiste una ciudad muy verde,
amaba como las montañas que te rodeaban creaban un hermoso paisaje, también me
encantaba como estabas llena de árboles que te adornaban y maravillaban la
vista con diversos colores.
Aún en la inmensidad de lo que
eres, en tu corazón siempre había parques y plazas donde podíamos
desconectarnos un poco de la realidad.
Me encantaba que aun en el
torbellino que vivir en una ciudad significaba, siempre tenías un espacio por
más pequeño que fuese para que admiráramos un poco de tu belleza, e inclusive
en medio de esta crisis siempre estabas creando nuevos espacios para que
siguiéramos disfrutándote.
En ti se reunían una gran
cantidad de personas de diversas regiones, por lo cual conocí gente de toda
Venezuela, y mi cultura se enriqueció un poco, gracias a ti puedo decir que
tengo amigos en casi todo el país y bueno, ahora en todo el mundo.
¿A quién no le gusta
geográficamente tu posición? Tan cerca de Morrocoy como ninguna otra ciudad y
saben lo que eso significa ¿Verdad? ¡¡PLAYAAAAA!! Así también en solo dos horas
ya estabas en Caracas si así lo querías, estas en una posición privilegiada si
de ubicación territorial nos referimos.
¿Y si hablamos de tu clima? La
respuesta es: privilegiado; porque en un país tan tropical como Venezuela, en
ti hacia la cantidad suficiente de calor, no esa con la que te sentías saturado
pero tampoco tenías que vivir abrigado, aunque en épocas decembrinas me
encantaba como el frío nocturno siempre me acompañaba.
Jamás olvidare esos viernes –o
jueves, o miércoles– después de un parcial donde iba con mis amigos a tomar
alguna cerveza en rio sil, o la campiña, o en las de a mil, porque éramos joven
y la vida no era más que esos momentos de felicidad, tampoco voy a olvidar esas
noches de celebración en algún local de la calle de los café, las 4 avenidas o
el Reda Building.
En ti había espacio para todos,
el lector, el deportista, el sedentario, el alcohólico, el artista, el
intelectual, el fiestero, el aguafiestas, el aplicado… en ti había de todo,
solo se tenía que buscar.
Oportunidades de vivir una buena
vida esa fue la parte de ti que conocí y la parte con la que me quiero quedar
en mi memoria, supongo que escribo esto porque te extraño, y si…
Te extraño por partes, extraño la
Av. Universidad, extraño el Casupo, El Café, La Granja, Montemayor, Prebo, El Peñalver, El Cristal, la Universidad de
Carabobo, las discotecas, los cafés, tu clima, tu gentilicio, tus habitantes,
las miradas cómplices, tus calles, como con una lluvia podías creas caos, y
sobre todas las cosas extraño a las personas que conocí y compartí estando en
tus calles.
¡Gracias por todo mi Valencia!
Espero algún día poder regresar a ti.
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