sábado, 21 de septiembre de 2019

Valencia



  Tengo la certeza de que somos un poco los lugares donde hemos estado, hay lugares que se quedan en tu corazón, sitios que por más lejos que te encuentres o por mucho tiempo que estés alejado aún los sientes como tuyos, una parte de ti que te identifica. Y aunque no nací ni me crié, en Valencia viví los mejores 8 años de mi vida en esta ciudad.

  Valencia me dio la oportunidad de formarme como profesional y por eso toda la vida voy a estar agradecido, me dio un espacio para conocer nuevas personas, pero más importante aún, conocerme, aceptarme y amarme a mí mismo.

  Discúlpame pero siento tanta cercanía contigo que voy a empezar a tratarte de tu, en ti conocí a los mejores amigos que he tenido en toda mi vida de esos que están en las buenas, en las malas, las peores, pero también están ahí para celebrar la vida y por eso te voy a estar siempre agradecido.

  En ti viví las mejores experiencias, desde el miedo de esa primera vez “perdido en una ciudad que no conoces” hasta el reconocer con orgullo que reconoces las calles y sabes hacía donde ir.

  Me encantaba la facilidad con la que en un minuto podía estar en el caos de la ciudad y en un abrir y cerrar de ojos podía estar llenando mis pulmones con el aire más puro que el cerro el café, o el casupo me podían proporcionar. Siempre fuiste una ciudad muy verde, amaba como las montañas que te rodeaban creaban un hermoso paisaje, también me encantaba como estabas llena de árboles que te adornaban y maravillaban la vista con diversos colores.

  Aún en la inmensidad de lo que eres, en tu corazón siempre había parques y plazas donde podíamos desconectarnos un poco de la realidad.

  Me encantaba que aun en el torbellino que vivir en una ciudad significaba, siempre tenías un espacio por más pequeño que fuese para que admiráramos un poco de tu belleza, e inclusive en medio de esta crisis siempre estabas creando nuevos espacios para que siguiéramos disfrutándote.

  En ti se reunían una gran cantidad de personas de diversas regiones, por lo cual conocí gente de toda Venezuela, y mi cultura se enriqueció un poco, gracias a ti puedo decir que tengo amigos en casi todo el país y bueno, ahora en todo el mundo.

 ¿A quién no le gusta geográficamente tu posición? Tan cerca de Morrocoy como ninguna otra ciudad y saben lo que eso significa ¿Verdad? ¡¡PLAYAAAAA!! Así también en solo dos horas ya estabas en Caracas si así lo querías, estas en una posición privilegiada si de ubicación territorial nos referimos.

  ¿Y si hablamos de tu clima? La respuesta es: privilegiado; porque en un país tan tropical como Venezuela, en ti hacia la cantidad suficiente de calor, no esa con la que te sentías saturado pero tampoco tenías que vivir abrigado, aunque en épocas decembrinas me encantaba como el frío nocturno siempre me acompañaba.

  Jamás olvidare esos viernes –o jueves, o miércoles– después de un parcial donde iba con mis amigos a tomar alguna cerveza en rio sil, o la campiña, o en las de a mil, porque éramos joven y la vida no era más que esos momentos de felicidad, tampoco voy a olvidar esas noches de celebración en algún local de la calle de los café, las 4 avenidas o el Reda Building.
 
  En ti había espacio para todos, el lector, el deportista, el sedentario, el alcohólico, el artista, el intelectual, el fiestero, el aguafiestas, el aplicado… en ti había de todo, solo se tenía que buscar.
Oportunidades de vivir una buena vida esa fue la parte de ti que conocí y la parte con la que me quiero quedar en mi memoria, supongo que escribo esto porque te extraño, y si…

 Te extraño por partes, extraño la Av. Universidad, extraño el Casupo, El Café, La Granja, Montemayor, Prebo,  El Peñalver, El Cristal, la Universidad de Carabobo, las discotecas, los cafés, tu clima, tu gentilicio, tus habitantes, las miradas cómplices, tus calles, como con una lluvia podías creas caos, y sobre todas las cosas extraño a las personas que conocí y compartí estando en tus calles.

¡Gracias por todo mi Valencia! Espero algún día poder regresar a ti.

miércoles, 4 de septiembre de 2019

Instagram no es la realidad.


Aunque ya he hablado un poco de las redes sociales con anterioridad, creo que resulta importante resaltar un punto, y es la falsa realidad que consumimos a través ella y sobretodo la “vida perfecta” que las personas que nos siguen perciben de nosotros y nosotros percibimos de los demas.

Me refiero ¿A quién no le gusta mostrarse feliz? Lo que más se postea en cuando tienes una sonrisa pintada en la cara, así como ese día que alcanzaste una meta, cuando comes algo rico o estas en medio de un relación que es hermosa o tal vez cuando estas de viaje por algún lugar que no has conocido antes y este es espectacular… y así podría pasar horas describiendo momentos que nos traen felicidad y queremos compartir con todos.

Pero ¿Y los momentos malos? Cuando estamos tristes, o enojados o simplemente la vida no está yendo de la manera que pensamos debería ir ¿Dónde quedan registrados esos momentos? Esos son los momentos que decidimos no compartir, es más hacemos todo lo necesario para eliminarlos y hacer como si nunca pasaron. ¿Dónde están los post de las largas horas de estudio o de trabajo? ¿O esas publicaciones de los días malos? Por lo general nunca están porque no mostramos la parte difícil de la vida.

La vida está llena de ambos, momentos de felicidad y momentos de dificultad, pero muchas veces nos dejamos llevar por lo que las otras personas nos muestran de su vida, cada vez que entro a Instagram entro a una irrealidad, lo llamo así porque son muy pocas las veces con las que me consigo con un post donde una persona cuente su realidad como tal, la mayoría –y me incluyo– mostramos solamente el lado bonito de nuestra vida, las cosas buenas que nos pasan cuando todo nos sale bien, los momentos de felicidad, nos gusta compartir cosas buenas.

Y esto no está mal, querer publicar solo lo bueno, pero eso hace que idealizamos la vida de personas que verdaderamente no conocemos a profundidad y que idealicen la nuestra, que creamos que cierta persona tiene una vida perfecta o que siempre lleva un estilo de vida, lo cierto es que no sabemos si es así, porque solamente vemos lo que esa persona quiere que veamos de su vida.

Lo cierto es que a veces te puedes sentir mal porque no estás viviendo una vida de Instagram donde todo es perfecto, pero no te aflijas ni idealices, todos tenemos nuestras propias luchas y nuestras desgracias solo que no todos la conocen, son muy pocas las personas que tienen un contenido orgánico, no preparado donde se muestren tal y como son. Tranquilo o tranquila, su vida no es perfecta y además tú también tienes una vida perfecta a la vista de tus seguidores, así que no te sientas mal.

“¿Por qué finge todo el mundo lo que no es importante lo es y mucho, y al mismo tiempo todos se afanan terriblemente en fingir que lo realmente importante no lo es en absoluto?” Jenne Teller, Nada.