Un día leí en alguna de esas imágenes motivacionales de esas que solo
te motivan por unos minutos, lo siguiente “no somos las decisiones que tomamos así que
no te quedes estancado en una mala decisión”. Pero si no somos las
decisiones que tomamos entonces ¿Qué somos? ¿Acaso no hemos llegado hasta este
lugar donde estamos ahora con las experiencias que hemos vivido debido a
nuestras decisiones?
Todos estamos destinados a tomar decisiones diariamente, algunas
triviales y sencillas como que vamos a comer, que es lo primero que haremos en
el día, cruzamos la calle ahora o esperamos un minuto más. Algunas son más
difíciles de tomar, ¿Me divorcio o no? ¿Me mudo a la ciudad a donde quiero
vivir o me quedo aquí donde he logrado tanto? ¿Renunció a este trabajo que no
me gusta y buscó otro o me quedo en esta que me da seguridad? ¿Lo intento una
vez más o renuncio? ¿Invierto en este negocio o no? Y así como estas muchas más
interrogantes cuyas respuestas llevan a la toma de una decisión, estas últimas
no son tan fáciles de tomar y por lo general nos lleva bastante tiempo
concretar una decisión.
Una verdad absoluta y global es que todas las decisiones vienen de la
mano con consecuencias, es como un matrimonio, entonces las decisiones pueden
llevarnos a un matrimonio feliz o un matrimonio desdichado; cuando las cosas no
salen como lo esperamos después de tomar una decisión es cuando nace el
concepto de malas decisiones, porque no estamos satisfechos con el resultado de
los acontecimientos, ciertamente esto sucede más a menudo de lo que nos
gustaría.
Por mi parte yo sí creo que somos las decisiones que tomamos –al menos
una parte–, somos tanto esas decisiones que nos gusta llamar buenas decisiones
ya que las tomamos de forma premeditada, cuando nos informamos, evaluamos las
posibles consecuencias de nuestras acciones, pero así también somos esas
acciones que tomamos desde la emocionalidad cuando nos invade la ira, el
desespero, la felicidad y cualquier emoción que te empuje a decidir porque ¿Qué
es la vida sin un poco de desenfreno?
“Having no regrets is all what I really want” es una frase que escuché
en una canción y modifique y la apropie como mía, la traduzco como “No quiero
tener arrepentimientos” y no es que no tenga cosas de que arrepentirme, pero me
gusta más la idea de aprender de cada experiencia que vivo, sea buena o mala en
vez de estar sufriendo por cosas que ya no puedo cambiar.
Así también afrontar las consecuencias de las decisiones que he tomado,
porque al final del día son mis decisiones así no hayan sido las mejores, las
tome yo y no le debo fidelidad a nadie más que a mí. Hasta ahora he tomados
muchas decisiones algunas premeditadas, emocionales, consensuadas, con ayuda de
otros pero al final han sido mías y
estoy feliz de haberlas tomado porque me han hecho la persona que soy.
¿Y tú estás tomando tus propias decisiones o alguien más lo está
haciendo por ti? ¿Estás aprendiendo de las situaciones a las que te han llevado
tus decisiones o estas sufriendo por ellas?
“Nuestras
elecciones son lo que nos hace ser lo que somos” Cassandra Clare,
Lady Midnight
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