Pero si algo tengo claro es que
los demonios son más ruidosos.
Hacen tanto ruido que a veces toman
control de mis emociones, de todos mis actos.
Me hacen hacer cosas que no
comprendo, decir cosas que no son las que realmente siento, hacen salir a flote
mis inseguridades.
A veces uno de esos demonios hace
de las suyas y me hace escribirte.
Pensaras que es algo bueno, pero
lo cierto es que, no lo es.
Mis ángeles te escribirían no más
que palabras de amor, te dirían cosas como que eres el centro de rotación de
todas mis partículas o que cada molécula de mi cuerpo se emociona cuando
escucha tú voz, eso escribirían mis
ángeles.
Mis demonios te dirían que no soy
lo suficiente bueno para ti, que no te merezco, que capaz me estas engañando.
Mis demonios solamente te dejaran
ver esa parte vulnerable de mí, la peor parte, aquella que mantengo a raya,
aquella que no quiero que nadie conozca.
Por suerte tus ángeles logran ver
a través de aquella barrera creada por mis demonios, por suerte eres mejor que yo,
por suerte me viste, por suerte existe algo en mí que te hace querer estar
conmigo. Afortunado yo que he tenido suerte.
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