sábado, 25 de noviembre de 2017

Ángeles y demonios.

No creo que los demonios que habitan en mi sean más numerosos que mis ángeles.
Pero si algo tengo claro es que los demonios son más ruidosos.
Hacen tanto ruido que a veces toman control de mis emociones, de todos mis actos.
Me hacen hacer cosas que no comprendo, decir cosas que no son las que realmente siento, hacen salir a flote mis inseguridades.
A veces uno de esos demonios hace de las suyas y me hace escribirte.
Pensaras que es algo bueno, pero lo cierto es que, no lo es.
Mis ángeles te escribirían no más que palabras de amor, te dirían cosas como que eres el centro de rotación de todas mis partículas o que cada molécula de mi cuerpo se emociona cuando escucha tú voz, eso escribirían mis ángeles.
Mis demonios te dirían que no soy lo suficiente bueno para ti, que no te merezco, que capaz me estas engañando.
Mis demonios solamente te dejaran ver esa parte vulnerable de mí, la peor parte, aquella que mantengo a raya, aquella que no quiero que nadie conozca.
Por suerte tus ángeles logran ver a través de aquella barrera creada por mis demonios, por suerte eres mejor que yo, por suerte me viste, por suerte existe algo en mí que te hace querer estar conmigo. Afortunado yo que he tenido suerte.