Tenía una profesora en primer año de la carrera que
daba clases de química analítica, y un día decidió no enseñarnos nada de la
materia, sino de la vida. Fue con su esposo y llevó su propio testimonio del
gran poder de Dios: su hija. La pequeña padecía una cardiopatía que los médicos
decían que no pasaría del primer año Y ahí estaba, tenía 4 rumbo a los 5,
vivaracha, inteligente, feliz. Los milagros existen. A media charla, surge la
gran pregunta que nos hacemos todos los seres humanos por lo menos una vez en
la vida: Si existe un ser tan poderoso, tan bueno, tan compasivo, tan
misericordioso... ¿Por qué ocurren cosas tan malas en el mundo? ¿Por qué tanta
gente sufre? ¿Por qué le pasan cosas malas a la gente buena? La respuesta fue
sencilla para ella: "Las decisiones".
Nuestra cara fue de confusión. Ella nos explica: los
seres humanos somos muchas veces tan egoístas que no nos damos cuenta del gran
poder que tenemos de afectar las vidas de las demás personas que nos rodean, e
incluso de los que no. No pensamos que una decisión que tomemos, puede afectar
la vida de alguien directa, o indirectamente. No importa el cargo de
responsabilidad que poseas, eres capaz de afectar una vida con solo decidir
algo.
Lo comprendí ahí y lo comprendo ahora, a veces Dios
solo se sienta a observar. A veces nuestras penas, e incluso nuestras dichas,
son producto de las decisiones de alguien más. Ten la capacidad de realmente amar al prójimo al pensar bien cualquier decisión
que vayas a tomar, siempre alguien saldrá afectado.
Hoy un conductor, de los muchos que toman malas decisiones, decidió comerse la luz del semáforo. Fuimos afectados por esta decisión: mi tia Carmen María, que falleció. Y los que la extrañaremos por siempre: Mi familia. Nuestros amigos cercanos. Y yo.
Recuerda, por favor, no te comas la luz.
Por Ana Isabel Hernandez. @Anaih15
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