Te extraño porque mi mente no deja de pensar en ti, y en todo lo que te amo.
Te extraño en las noches cuando la luna es más radiante y en los días que el sol arde con mayor intensidad.
Cuando estoy en medio de una oración que me recuerda el sonido de tu voz.
Cuando estoy feliz sin ninguna razón en específico.
En los momentos que cumplo mis metas y no estás ahí para celebrarlas conmigo.
En los días que mis sueños me hacen recordarte.
En cada abrazo, en cada beso, en cada suspiro.
Cada vez que veo mis manos, mi cara y todo mi cuerpo porque son un reflejo del tuyo.
Cuando pruebo el sabor de una buena comida o el de una buena bebida.
Cuando me siento amado.
Cuando tengo el corazón roto y nadie más puede ayudarme a repararlo.
Cuando me siento triste, pero sobre todo cuando me siento feliz.
Los días donde la lluvia es la principal protagonista.
En todas esas conversaciones en las que me doy a conocer, en la que hablo de mis sueños de mis ideas, y sobre mis deseos más profundos.
Te extraño porque mi mente no deja de pensar en ti, y en todo lo que te amo.