Cuando pienso en lo que vivimos, efímero es lo primero que se
me viene a la mente ¿sabes? La velocidad tiende a ser fatal, en nuestro caso no
fue la excepción. Las personas que despiertan interés en mí son difíciles de
encontrar, tú lograste eso y más.
Mensajes, llamadas, fotografías crearon la conexión que me
hicieron quererte. Me encantan las palabras, las conversaciones y vaya que eres
de hablar, me divertía escucharte, aun lo hago cuando te escucho. Me gustaba de
ti que eras diferente a mí, que no estabas en mi entorno, me encantaba
descubrir cada faceta de ti, cada sentimiento, cada historia que me contabas, todo
contigo era nuevo y había tantas cosas
que descubrir, despertabas mi curiosidad algo difícil, pero lo lograste, me
gustaba que tuvieras la facilidad de hacerme feliz.
La primera advertencia llegó con el primer te quiero, “No
quiero herirte, tiendo a alejar a las personas de mí, por mis propias
inseguridades, por eso me estoy cohibiendo contigo” que me dijeras eso fue lo
que me hizo quererte aún más, descubrir que además de quererme, querías
cuidarme inclusive cuando era de ti de quien debía hacerlo. La vida no es justa
a veces, aquellas personas que te rompen son las únicas que quieres que te
reparen. “No te límites conmigo por temor a lastimarme, eso es peor, que
lastimarme en sí” fue lo que te dije, “porque prefiero haber vivido una buena
experiencia que no haber vivido ninguna en absoluto.”
El primer contacto fue lo mejor, las primeras miradas, las
primeras vistas, los primeros besos, las primeras veces que sostuvimos nuestras
manos una encima de la otra, las primeras caricias, como todas las primeras
veces todo fue perfecto. “¿Dónde estuviste todo este tiempo? Me haces feliz,
Gracias por estar aquí” fueron una de las cosas que recuerdo nos dijimos. Cada
vez que me mirabas, me hacías sentir que era lo único que tus ojos podían
enfocar, cada vez que yo te miraba tenía la sensación de que había encontrado
aquella aguja en el pajal, que había encontrado aquello que había estado
buscando sin saber que lo buscaba; me hacías sonreír, era imposible no sonreír
cuando estaba cerca de ti. Sentía que era algo surreal, algo que valía la pena
conservar.
Toda acción, tiene una reacción. Esta acción causo en ti, que
aquel ser humano con inseguridades, y miedos, saliera a flote y empezaran a
crecer tus miedos, tus inseguridades y como consecuencia a rechazar esto que
estábamos viviendo, dando como resultado que empezaras a desprenderte y alejarte de mí;
por mi parte no entendía nada. ¿Qué está sucediendo? ¿Por qué disminuye la
comunicación? ¿Dónde carajos esta? Mi
mente visualizo miles de escenarios para intentar darme una explicación,
ninguno era apegado a la realidad. “No me gustan las distancias, me estás
haciendo daño y yo estoy empezando a hacértelo a ti, es lo que siempre hago, y
no quiero dañarte” eso fue lo que me dijiste esa noche que te decidiste a
hablarme, unas pequeñas palabras que significaban tanto y me dejaban vacío. Otra vez volvió tu protección,
tu zona de confort y esta vez para quedarse.
Pensé que me darías una oportunidad, que no te cerrarías tan
pronto, lo cierto es, que me equivocaba, estaba intentando aferrarme a ti, así
como el que intenta atrapar aire con las manos. Uno solo puede querer a quien
quiere ser querido, solo a quién esté dispuesto a ser lo suficientemente valiente
para querer. No me malinterpretes, no te juzgo, no te culpo, todos tenemos demonios
con los que debemos lidiar tarde o temprano.
Hoy que te recuerdo, te recuerdo efímero, fuiste lo más
bonito, lo más intenso, lo más especial pero también lo más corto que pude
haber vivido estos últimos tiempos. Definitivamente no creo en los
arrepentimientos, y estoy feliz de haberme permitido haber vivido todo eso,
haberlo vivido contigo. Capaz lo efímero
fue lo que lo hizo tan bonito.
“Y siempre es mejor un tiempo feliz, por breve que sea, que
un largo tiempo de desdicha” Jordi Sierra I Fabra. Un Poco de
Abril, algo de Mayo, todo Septiembre